Las
cartas formaron parte del mundo de Greco,
escribía casi diariamente a muchos
de sus amigos y familiares. Las cartas eran
el lugar de sus pensamientos, opiniones,
y la manera de mantener un contacto auténtico
y afectivo con las personas que quería.
La historia de su vida, la relación
con el arte y sus preocupaciones más
profundas están relatadas en sus
cartas. Dan muestra también de que
el arte para Greco era una cuestión
de vital, cotidiana, de constante firmeza,
de una seria entrega en el trabajo y de
una necesidad continua: “…Con
muchas ganas de hacer el catálogo,
a raíz del disgusto que me he llevado,
sabiendo que el “ultísimo”
que se hace en París, es todo robado
de mis ideas. Tengo ganas también
de ir a París, para hacer arte Vio-Dito”.
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