“La realidad sin retoques ni
transformación artística.
Hoy en día me importa más
un ser cualquiera, contando su propia
vida en la calle o en un tranvía
que todo relato técnico y fallido
de un escritor”
Alberto Greco, Manifiesto del Arte Vivo-Dito,
1962.
A mediados de 1963, Greco se instala
unos meses en Piedralaves, un pueblo cerca
de Madrid. Este pueblo, de la Castilla
típica, no fue impedimento para
que Greco siguiera con constancia su búsqueda
en el arte vivo. En cartas escritas a
su amigo Estrada cuenta el gran entusiasmo
de estar en un lugar repleto de recursos
para el arte vivo, libre de modas y modalismos.
“Por fin! El paraíso, estoy
FELICHE, por fin feliz”…”Es
la primera vez que grito en colores. Estoy
lleno de ideas y con el bolsillo paralítico”.
Estar siempre sin un peso era una constante
en Greco, por lo que para trabajar usaba
lo que tenía a su alcance y trabajar
era lo que más hacía, casi
compulsivamente.
Así es que empezó a trabajar
en un rollo de papel higiénico
al que le sumó más y más
rollos. Este rollo de papel es el Gran
Rollo Manifiesto del Arte Vivo-Dito,
según escribe en una carta “…el
testamento más importante que un
hombre VIVO puede hacer…”
El Gran Rollo es una suerte de crónica
de acontecimientos, donde Greco lleva
al papel, con dibujos, cartas, anécdotas,
chismes, enojos, dibujos compartidos con
un niño del pueblo, crónicas
policiales, canciones y deseos, una instantánea
de más de 200 metros de papel de
lo que podemos llamar su impulso primero.
En ese verano, coincide en el pueblo una
fotógrafa, Montserrat Santa María,
que estaba vacacionando, se conocen en
una tarde en el paseo y enseguida Greco
le propone hacer Vivo-Ditos por las calles
del pueblo. Es entonces que realizan los
Vivo-Dito y la acción de envolver
todo el pueblo con el Gran Rollo y Montserrat
captura ese instante, para siempre, en
una serie de fotos.
Esto es el Vivo-Dito, la existencia señalada,
ahí, en un pequeño pueblo,
con su gente. Y lo maravilloso es que
Greco, sin querer cambiar la vida de esa
gente, 50 años después,
a través de esas fotos, permite
a esas personas volver a vivir su historia
y a ver nuevamente la vida de su pueblo.