En En febrero
1962, Greco participa de la exposición,
organizada por Germaine Derbecq “Curatela
Manes y 30 argentinos de la Nueva Generación”
en la galería Creuze-Messine de París.
Para Greco, su primera obra de arte vivo,
la llamó 30 ratas de la nueva generación.
Greco lo vivió así:
«…diez minutos antes
de la inauguración aparecí
con las ratas. Germaine se indignó
diciendo que durante la guerra ella y
su hija no podían dormir por las
ratas que golpeaban la puerta desde afuera
para entrar. En cierto momento en que
la mujer del embajador admiraba el Arte-Vivo
una parejita se estaba comportando como
tal. Otra daba a luz. Dos o cuatro devoraban
un pan. El resto dormía. Pensé
en todo menos en el agua. Las pobres estaban
sedientas, y yo les tiraba agua desde
arriba. El dueño de la galería,
que es chic, y bien situado, estaba indignado.
(...) Al día siguiente el dueño,
con cara de muerto, me exigió que
me llevara el Arte-Vivo porque daba mal
olor, lo que es cierto (...) Al final
logramos llevar todo a mi hotel, pero
se rompió el vidrio y los ratones
escaparon. (...) En fin, las ratas vivieron
conmigo –hasta ayer que las vendí–
dentro de una valija en mi ropero. (...)
¡Así se escribe la historia!
Yo les elegía panes de formas maravillosas
y las ratas les creaban laberintos fabulosos.
Trabajaban para comer». (Carta a
Lila Mora, 1962).